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La inteligencia emocional en el nuevo mundo

14 de abril de 2020 - Por Héctor Aguilar

En estas últimas semanas afrontamos una situación completamente nueva que pone en jaque nuestra capacidad de adaptación al cambio. Es momento de poner a trabajar nuestra resiliencia para poder transformar esta crisis en una oportunidad de la que salir fortalecidos.

Cuando termine el confinamiento y volvamos a nuestra rutina, posiblemente nos encontraremos en un nuevo mundo en el que ya nada vuelva a ser igual. Una vez amaine la pandemia, tocará reconstruir un mercado laboral muy dañado del que todavía desconocemos muchos detalles, pero hay algo en lo que ya coinciden tanto expertos como empresarios y directores de recursos humanos. En un mundo donde la distancia social y teletrabajo coge fuerza, ganará trascendencia todo aquello que tenga que ver con el trato con las personas.

Las empresas han reparado en la necesidad de trabajar la parte emocional de sus trabajadores. Está demostrado que los empleados con inteligencia emocional, están motivados ellos mismos y son capaces de motivar, además tienen una gran capacidad de persuasión y de trabajo en equipo. Hablamos de trabajadores más productivos, más eficaces y más felices.

¿Qué es la inteligencia emocional?

El psicólogo Daniel Goleman la define en su libro Inteligencia emocional como “La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones".

En otras palabras es la capacidad de ser inteligente utilizando nuestras emociones, entender lo que sentimos y por qué, es tan importante como saber cómo se sienten los otros.

Utilizar esta inteligencia en nuestras relaciones es necesario para que funcione bien un matrimonio, un departamento o en la vida en general, en definitiva es esencial para ser feliz.

Goleman indica que la inteligencia emocional se adquiere por dominio propio y gracias a un constante entrenamiento. Pero si bien es cierto que hay una parte de esta inteligencia que nos viene dada en nuestra herencia genética, la cual nos dota de rasgos emocionales que determina nuestro propio temperamento, una gran parte puede entrenarse, ya que el circuito de nuestras emociones es muy moldeable.

Pero, ¿Cómo podemos poner inteligencia a nuestras emociones? Goleman se refiere a 5 esferas de la inteligencia emocional.

 

5 Esferas de la inteligencia emocional

La primera esfera es conocer las propias emociones. Se trata de la capacidad de reconocer el sentimiento en el momento que se está experimentando, sirviendo esta como un autoconocimiento propio (conciencia de uno mismo).

La segunda esfera se trata de manejar las emociones. Esta es la capacidad que tenemos para poder manejar nuestros sentimientos en el momento que se está experimentando y los podamos manejar de una forma adecuada. Esta capacidad se basa en la autoconciencia y el autocontrol.

La tercera esfera es la automotivación. Esto se trata de la habilidad que tenemos para ordenar las emociones y así poder controlarlas. Tener un objetivo nos ayuda a mantener la atención y la creatividad en lo que nos fijamos.

La cuarta esfera se trata de reconocer las emociones de los demás. Sí, hablamos de la empatía. Se trata de la habilidad de percibir qué quieren, sienten o necesitan otras personas. También podríamos llamarlo la autoconciencia de las emociones ajenas.

Y la quinta y última espera es manejar las relaciones. Se trata dela habilidad que tenemos para relacionarnos adecuadamente con las demás personas, es la importancia en mantener un control en las relaciones que manejamos con las demás personas y podernos relacionar adecuadamente con las emociones de los demás. Esta habilidad se puede ver en personas líderes.

No todas las personas tienen la capacidad para manejar las 5 esferas, sino que puede ser

que unas dominen más que las otras. De hecho, ¿Por qué hay personas con un elevado coeficiente intelectual que sufren mucho y personas con un coeficiente intelectual más modesto que son mucho más felices? La diferencia radica en el dominio de su inteligencia emocional. Una mayor inteligencia emocional nos dota de un mayor autodominio, mayor persistencia y más capacidad para motivarse a uno mismo.

 

Dos tipos de mente

Es importante tener en cuenta que disponemos de dos tipos de mente. Por un lado, la mente emocional y por el otro la mente racional. La primera siente y la segunda piensa.

Concretamente la mente racional es la que nos aporta la capacidad de comprensión, es la que nos hace conscientes, nos permite analizar. Por tanto, cuanto más intenso es el sentimiento más dominante se convierte la mente emocional y menos eficaz la mente racional. En pocas palabras cuando la emoción es alta la inteligencia disminuye.

Hablamos de dos mentes que son semi independientes, los sentimientos son esenciales para el pensamiento y el pensamiento lo es para el sentimiento.

En definitiva, cuando aparecen las pasiones la balanza se decanta, ya que la inteligencia emocional tiende a dominar y aplastar la inteligencia racional.

 

Las emociones

Pero, ¿Para qué son las emociones? En nuestro sistema nervioso tenemos grabados diversos sistemas de defensa en el que influyen las emociones, como por ejemplo el miedo. Estos sistemas de defensa han sido adquiridos a lo largo de miles y miles de generaciones con el fin de protegerse de los peligros y facilitar la supervivencia de la especie humana.

Por ejemplo, cuando sientes ira, la sangre fluye a las manos, el ritmo cardiaco se eleva y aumenta la adrenalina generando un nivel de energía lo suficientemente potente como para tener una vigorosa reacción ante tu enemigo o una amenaza.

Cuando sientes miedo la sangre va a los músculos grandes, como por ejemplo las piernas, y así resulta más fácil huir. Nuestro rostro queda pálido y los circuitos emocionales hacen que creemos hormonas que ponen al cuerpo en alerta general.

Es de vital importancia sabe que las emociones nos influyen en nuestra salud. Las personas que carecen del control de sus emociones negativas, son más propensas a sufrir falta de concentración, déficit de aprendizaje o capacidad de memoria. Las emociones negativas son tan nocivas como el tabaco.

Tener un equilibrio emocional nos ayuda a proteger nuestra salud y potenciar nuestro bienestar. De hecho son muchas las enfermedades que se crean por la mente, psicosomáticas, “psico” de mente y “somáticas” de cuerpo.

Nuestro sistema inmunológico, como nuestro cuerpo, también puede aprender, sí, lo puedes entrenar de manera que te beneficies a ti mismo. Te pongo un ejemplo, cuando sientes estrés, tu cuerpo libera hormonas como el cortisol, que hace que sea más lento tu metabolismo y debilita tu resistencia inmunológica.

Por el contrario, las emociones positivas, como la felicidad o la autorrealización, liberan endorfinas fortaleciendo nuestro metabolismo y haciéndonos sentir mucho mejor.

Llegados a este punto, estoy seguro de que habrás percibido la importancia de disponer de una inteligencia emocional bien trabajada. Me gustaría darte un dato interesante: “Singapur se convierte en el primer país del mundo en incorporar la inteligencia emocional en su educación”. Singapur es un país que no dispone de demasiados recursos naturales pero se ha propuesto que sus futuros ciudadanos y trabajadores sean mucho mejores.

Otro dato interesante, un estudio revela que el 70% de las grandes empresas a nivel mundial valora como muy necesaria la inteligencia emocional a la hora de escoger a sus altos cargos.

Los educadores creen que las habilidades como las matemáticas o el lenguaje, que desde luego son importantes, es lo que te ayudará en la vida. Pero lo cierto es que los datos del mundo empresarial demuestras que son habilidades básicas, que todos las tienen. Claro que es necesario tener un buen nivel de matemáticas, pero lo que te hará ser un buen miembro de un equipo, lo que te hará destacar o que seas un buen líder no tiene nada que ver con lo que aprendas en la universidad. Las habilidades que te distinguirán están en el campo de la inteligencia emocional.

Puedes persuadir, autogestionarte, empatizar, motivar… Esas son las habilidades importantes en el mundo laboral.

 

¿Cómo puedes mejorar tu inteligencia emocional?

La inteligencia emocional se puede mejorar y mucho, pero deberás dedicarle tiempo y esfuerzo. Además, se recomienda hacerlo acompañado por un profesional que use las técnicas adecuadas para generar unos excelentes resultados.

Voy a compartir contigo algunos consejos para que puedas poner a trabajar tu inteligencia emocional y así beneficiarte de sus efectos.

  • Detecta la emoción que hay detrás de tus actos: No puedes eliminar tus emociones pero has de ser capaz de conectar con ellas y entender cómo fluyen. Cuando algo te haga actuar o sentirte de alguna manera, párate un segundo, reflexiona sobre la emoción que hay detrás y encuentra su origen.
  • Amplía tu vocabulario emocional: Alegría, tristeza, enfado y miedo son las cuatro emociones básicas. Cuando intentes reconocer tus emociones ves más allá. No basta con decir “vale siento tristeza”, has de ser lo más específico posible. Los nombres que pongas a tus emociones te ayudarán a entender cómo te estás sintiendo y por qué.
  • No te dejes engañar por las apariencias emocionales: Muchas veces las emociones primarias desencadenan otras emociones y eso nos lleva al error de creer que lo que realmente estamos sintiendo es la emoción secundaria. Fíjate bien y busca el origen.
  • No juzgues la forma en que te sientes: La función de las emociones es darte información sobre lo que está ocurriendo. Las emociones negativas te previenen, no luches contra ellas. Te invito a que las analices y entiendas para así obtener toda la información posible acerca del reto que tienes delante.
  • Descubre el mensaje oculto del lenguaje corporal: Si te cuesta identificar emociones fíjate en el lenguaje corporal y te dará muchas pistas de lo que está ocurriendo.
  • Controla lo que piensas para controlar cómo te comportas: A veces se escucha eso de perder el control en ciertos momentos. Los sentimientos son el resultado de la emoción y de lo que piensas sobre esa emoción. No puedes evitar la emoción pero si tus pensamientos al respecto. La próxima vez que sientas una emoción, atento porque significa que en breve te invadirá un pensamiento. Decide entonces qué pensamiento decides tener.
  • Busca el por qué de los que te rodean: Muchas veces cometemos el error de cuando observamos una reacción de alguien, juzgar solo la reacción sin ir más allá. Pudiendo ser que detrás de ella pueda haber mucho más. Acostúmbrate a preguntarte, ¿Qué sentimientos puede haber detrás de esa reacción?¿Qué emociones y pensamientos puede estar experimentando esa persona? Es hora de poner a trabajar tu empatía.
  • Lleva un diario emocional: Es una forma muy práctica y eficaz para empezar a ser consciente de tus emociones y sentimientos. Se trata de transcribirlos a mano cada vez que los sientas.
  • Expresa tus emociones de forma asertiva: Ahora que ya sabes identificar y poner nombre a tus emociones llega el momento de expresarlas sin efectos adversos, mediante la asertividad.
  • Convierte todo en conducta prácticas: No pretendas hacerlo todo a la vez, te aconsejo establecer pequeños objetivos realizables y empieza a trabajar poco a poco. Podrías empezar por observar las reacciones de las personas que te rodean. Haciendo esto ya estarás entrenando tu inteligencia emocional, el resto lo puedes ir incorporando de manera práctica.

Si te ha gustado este artículo y conoces a alguien a quien le pueda interesar, compártelo. Si quieres trabajar tu inteligencia emocional o cualquier otro aspecto de tu mente contacta conmigo a través de mi web hectoraguilarcoach.com o redes sociales como LinkedIn o Instagram donde me encontrarás bajo el mismo nombre @hectoraguilarcoach.

Y recuerda, la inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y las frustraciones que soportamos en el trabajo, incrementa nuestra capacidad de empatía y nuestras habilidades sociales y aumenta nuestras posibilidades de desarrollo social, haciendo de esta sociedad una sociedad mejor.